EL LIBRO INFANTIL IV DE VERBO AZUL

Autores: José Bárcena, María Jesús Bárcena Rey, Rafael Gálvez, Fernando Fiestas, Teresa de Jesús Rodríguez, Hortensia Higuero, Nieves Álvarez.

Portada: María Jesús Bárcena Rey

Primera edición: abril 2010

Maqueta: Rafael Gálvez

Edita: Verbo Azul

Colabora: Universidad Popular de Alcorcón. Concejalía de Cultura.

Depósito Legal: M-17561-2010

A continuación, una parte del cuento de Nieves Álvarez para esta antología infantil, que está ilustrado con una foto de Andrea.

ANDREA

– Andrea, se llama Andrea (grité al verla llegar y corrí a su lado)

– Sí, me llamo Andrea, mamá, (dijo ella y se subió a mi espalda)

Efectivamente, se llamaba Andrea y estaba aquí para quedarse.

Era pequeña, dulce, alegre, traviesa… Los muebles, las cortinas, las camas, los sillones, todos los lugares de la casa pasaron por el tacto único de sus antenas parabólicas y de su olfato. Es la perfecta espía, la primera en descubrirlo todo. No entra nada nuevo en nuestra casa que ella no vea antes que nadie.

Andrea

Andrea me llamó mamá porque desde ese día soy su mamá. Os sorprende ¿verdad?

Es cierto, es sorprendente, pero… hay algo muy importante que tenemos que saber sobre los gatos: ellos piensan que nosotros, todos nosotros, también somos gatos. Unos gatos muy grandes.

çY tenemos que saber también que nadie puede “tener” a un gato. Son ellos los que nos “tienen” a nosotros. Son ellos los que eligen. Cada gatito o gatita elige a una persona, la adopta, y a esa persona es a la que quiere más, a la que obedecen, a la que echa de menos cuando no está. Hay gatos que quieren a varias personas, pero a una de esas personas es a la que quiere como a una madre.

Andrea me adoptó a mí. Yo he sido siempre la gatita de Andrea. Soy la gata madre, la persona más importante del mundo para ella. Ha depositado en mí su confianza. Y yo no la he defraudado nunca.

Un día Andrea se enamoró de un precioso gatito y… comenzó a engordar.

– ¡Qué alegría!, ¡vas a tener gatitos! (dije yo)

– ¡Que alegría!, voy a ser mamá y tú serás abuela (dijo ella)

Era cierto. Me emocioné, os lo aseguro. Andrea me miraba a mí y yo la miraba a ella con mucho cariño. Me senté y ella se subió, como suele hacer, a mi regazo y me acaricio (sin uñas, ha aprendido a meter las uñas para dentro para poder acariciar). A veces, se cuelga de mi cuello lo mismo que una niña mimosa y ronronea cerca, muy cerca. Parece que el corazón se le va a salir por todos los poros de su cuerpo.

Una noche, eran sobre las cuatro de la madrugada, Andrea abrió tres puertas para llegar a mi cama. Maullaba dolorosamente. Buscaba mi ayuda. Supe que había llegado el momento. Asustada me levanté y la seguí. Sabía que estaba a punto de tener sus gatitos. Andrea me miraba con los ojos muy abiertos:

– ¿Qué me está pasando? (preguntaba ella)

– Lo que pasa es que esta noche vas a ser mamá y yo abuela (respondí yo)

Luego la llevé al lugar que Miguel y yo habíamos preparado, con mucho cariño, para este momento. Era un lugar confortable, tenía telas, almohadas, papeles… Pero ella no quiso quedarse allí, salió corriendo y se escondió en un hueco que había detrás de un mueble. Me asomé y descubrí que ella también había preparado un lugar muy confortable, con papeles y telas, el lugar en el quería que naciesen sus hijos. El instinto la hizo buscar un lugar resguardado y seguro.

Los gatitos nacieron. Enseguida pudimos ver a Currita, a Yimi y a Yoni.

Andrea fue la madre más buena del mundo. Les tomaba del cuello para trasladarlos cuando sentía algún ruido. Les amamantaba, les abrazaba, lavaba su cara y sus diminutos cuerpecitos, les hacía caminar. Y cuando llegó el momento les dejó libres. 

Nosotros preparamos una casita de madera en el jardín y les cedimos una estupenda terraza al lado de la casa. De esta forma estaban libres, como quería Andrea, y protegidos siempre como queríamos todos.

Cada cierto tiempo vamos de visita al veterinario. Él nos dice que son unos gatitos muy saludables y muy cariños. No saben arañar, sólo saben acariciar.

Nota: el cuento completo tiene tres apartados, el anterior es el primero, en el segundo se habla de Yimi, Yoni y Currita (hijos de Andrea), y un epílogo.

María y Yimi.