Mirar la lluvia y ser paisaje

LOS DIABLOS AZULES

Mirar la lluvia y ser paisaje

  •  Acercarse a la poesía de Isel Rivero implica sentir sorpresa, disfrute, verdad y compromiso con la palabra
  •  ‘El banquete’ tiene mucho que ver con esa lluvia que cala en lo profundo y saca a la superficie lo que somos

Según afirma Yaiza Martínez en el prólogo al poemario El banquete, editado por Genialogías y Tigres de papel (2023): «En términos clásicos podríamos afirmar (…) que Isel Rivero es más una poeta del pueblo que una poeta lírica, es decir, que su voz tiende más a representar la voz de todos y para ellos se expresa, que a perseguir y cantar los vericuetos de un yo poético centrado o descentrado en sí mismo».

No puedo estar más de acuerdo. Como la propia Isel Rivero afirmó en alguna ocasión, Todos somos transeúntes de la historia y la hacemos. Cierto, la historia (con mayúsculas o minúsculas) no es sólo lo que ha sucedido en otros tiempos y se almacena en legajos, libros de texto, tesis doctorales, etc. es algo que se construye día a día. Nosotros, tú, yo, vosotros y nosotras, construimos la historia, además de transitar por ella. Ser conscientes de esta realidad lleva a producir poemas que dejan huella, como los de este libro. Supone además un compromiso social, porque debemos ser conscientes de que nuestras decisiones no son neutras, sino que afectan a quienes nos rodean. Quienes estamos aquí y ahora deberíamos saber que cuando miramos la lluvia entramos a formar parte del paisaje en el que sucede. Es imposible salirse del lugar en el que estamos en cada momento. Podemos transformarlo, pero esa es otra canción. La poesía de este libro tiene mucho que ver con esa lluvia que cala en lo profundo y saca a la superficie lo que somos.

Al entrar en la página web de la editorial, podemos leer un párrafo escrito por Yaiza Martínez, que no deja indiferente: «(…) Ella lo sabe al mirar la lluvia. Va a ser sacrificada y observa el agua que cae. Y es gracias al agua que llega a la visión de aquellos que, como ella, han sido y son sacrificados. Entonces desaparece el tiempo lineal, ¡qué poco importa!, y se hacen patentes las verdades atemporales de las correspondencias que nos constituyen, hilándonos en secreto como individuos en relación; como un eco remanente de/en los seres humanos de otros tiempos, a pesar de que todos seamos mortales».

Para Genialogías es un honor poder publicar este libro de Isel Rivero, una mujer auténticamente feminista, radicalmente poeta, y verdaderamente comprometida con sus tiempos, los diferentes tiempos en los que ha vivido, desde 1941, cuando nació en Cuba, pasando por el resto de lugares en los que ha vivido a partir de 1960 cuando salió de allí. El Banquete lo escribió en su día entre París y Madrid gracias a una beca que le otorgó la Fundación Cintas en Nueva York (1922-1967).

En la entrevista que se incluye al final del libro, que realizó María García Zambrano a Isel Rivero, entre otras muchas afirmaciones de interés, sostiene que el patriarcado se ha vaciado, adolece de contenido, devorado como está por el afán de mantener el poder a toda costa. Esto se ve en la repetición del patrón cíclico de guerras, masacres, recuperación y repetición. Las religiones monoteístas sostienen este poder, aunque mucho predican de paz, amor, armonía…

Solo espero que quienes se acerquen a la poesía de Isel Rivero sientan lo mismo que he sentido yo: sorpresa, disfrute, verdad, compromiso con la palabra.