Recordando a Luis Cernuda. Avila 2013
Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Luis Cernuda
El día se termina, ya comienza la noche
con su luz misteriosa envolviendo el paisaje.
La ciudad es un verbo transparente,
las calles y las plazas se visten de palabras,
y al color de esas luces, voy dibujando versos
sobre un mar de amapolas
Cuando esto sucede
aprehendo de memoria el horizonte
con sus matices tenues,
con sus sueños varados en murallas despiertas,
con sus atardeceres silenciosos
que lentamente despertarán al sol.
Pero hoy, ahora, es momento de amar,
de sosegarse, de encender el reloj de la memoria
para reconocerse y encontrarse.
Mientras, sueña la luna
dentro de los eternos jardines de las piedras.
Y sé que estoy aquí, que éste es mi lugar,
que todo configura el mismo cuadro
en el que borda el alma el enigma de la vida.
Y pienso, como ahora
-cuando el alba y la luna son un todo-
que el milagro sucede cada noche,
que habita en las raíces de los árboles,
las lilas o los pinos, los pájaros
que cantarán más tarde la claridad naciente.
Tu sabes, lo mismo que yo,
que si el día termina,
todo vuelve a empezar.