“Vamos a contar Mentiras” es la segunda novela de Nieves Álvarez, editada por Lastura en 2020, vio la luz en 2021.
Alicia nació muerta y a punto estuvieron de enterrarla en una caja de mazapanes, de esta forma comenzaba la primera novela de Nieves Álvarez, “Alicia en el país de la alegría” (Lastura, 201. Todo lo que sucedió antes nos lo cuenta Nieves Álvarez en su segunda novela «Vamos a contar mentiras» que es, en realidad una precuela, un viaje al pasado.
Por desgracia, nada de lo que se cuenta es mentira. La autora nos lo confiesa sin tapujos: «Todo en esta historia está basado en hechos reales. No es fruto de la imaginación, sino de la investigación». Tales palabras nos llevan a pensar una vez más en el título. En la triste ironía con la que se nos convoca a la lectura. Quizás habría sido más certero afirmar que con este relato descarnado no vamos a contar mentiras, sino verdades como puños. (…) Estamos, en definitiva, frente a una novela que plantea la necesidad de abordar de una manera inequívoca la recuperación de nuestra memoria. No podemos seguir obviando la verdad. Quienes escribieron la historia nos mintieron. (J. R. Barat)
“Vamos a contar mentiras” comienza con unas frases de impacto: Tu padre estuvo preso, dijo ella, y siguió canturreando como si tal cosa. Yo dejé el libro que estaba leyendo y pregunté asustada: ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué? Por nada, hija, por nada. ¿Cómo es eso posible? ¿Por nada? Así es, hija, por nada. Nada le dijeron cuando se lo llevaron y nada le dijeron cuando lo pusieron en libertad.
Mi madre se alejó de mí y volvió a su canción, a sus tareas. Yo no pude volver a leer. La miré pensativa, me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo. ¡Quita hija, quita, que no me dejas hacer lo que tengo que hacer! Siguió trajinando y cantando. Luego, me miró, se acercó a mí, me dio un beso y afirmó: no te preocupes, hija, es que antes todo el mundo iba preso por cualquier tontería. Tu padre tuvo suerte, estuvo poco tiempo allí. Años después supe que mi madre me mintió.
Durante dos años, Nieves Álvarez ha investigado, leído, escrito y reflexionado acerca del amor y el dolor de los padres de Alicia y les ha convertido en los protagonistas de una novela dura y hermosa a un mismo tiempo. Se sitúa en la primera mitad del siglo XX, y cuenta la historia de amor entre dos personas distintas en cuanto a planteamientos ideológicos y vitales. Y es que, a pesar todo, María y Juan (los protagonistas), tenían en común lo más importante: el respeto mutuo, la honestidad, la alegría y el amor.
Los protagonistas de la novela vivieron en primera persona tan terribles acontecimientos. Fueron víctimas de la sinrazón, de la locura colectiva, de la desfachatez humana, del odio irracional y de la injusticia. Su destino, como el de miles de españoles, dependió de la ruleta rusa del azar. Del capricho y la arbitrariedad de quienes empuñaban el fusil, el látigo o la pluma estilográfica con la que se firmaban las sentencias. Vivir o morir eran dos caras de una misma moneda que la mano de la fortuna lanzaba al aire de manera siniestra un día sí y otro también. (…) Unamuno nos explicó en qué consiste el concepto de intrahistoria: la cotidianidad de unos personajes cuya existencia no figura en los anales ni en las crónicas, pero que con su diminuta aportación personal ayudaron a confeccionar la Historia con mayúsculas. El relato de Nieves Álvarez es un buen ejemplo de ello. A lo largo de las casi trescientas páginas que conforman la narración, asistimos atónitos al encadenamiento de sucesos que transformaron la apacible vida de unos personajes inocentes en un infierno. Conocemos a gente humilde que habita un pequeño pueblo de la provincia de Ávila. En ningún momento se nos dice el nombre de este lugar, pero no importa. Como señala la propia autora, se trata de “un pueblo que no tiene nombre porque es el resumen de muchos pueblos de la España profunda”. (…) Es posible que la intensidad de ciertos pasajes les haga emocionarse hasta las lágrimas. Como suele ocurrir con las grandes novelas que han jalonado la historia de la literatura. (J. R. Barat)
Quiero que sepan quienes se acerquen a leer esta novela que es eso: una novela. Si encuentran parecidos con hechos reales que conocen es porque todo lo que sucede en ella ha sucedido (tal como se cuenta o de otra forma similar) en algún pueblo y en alguna familia. Y es que, en este país, hubo una República, hubo una Guerra Civil, hubo unos Campos de Concentración y de Trabajo, hubo una represión brutal. (Nieves Álvarez)
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